Por Alberto Redondo
Hace más de quince años se topó con una revista Time. En ella había unas imágenes que le marcaron profundamente: unos «niños de la calle» en Brasil.Le golpeó saber que ellos carecían de casa y alimentación, cosas que a él nunca le habían faltado. Sin nada qué calzar, estos niños vestían andrajosos harapos. Sus cabellos estaban totalmente descuidados y sus uñas mugrientas. Sus manos, ásperas, sucias. Muchos ni conocían a sus mismos padres «¿Podré algún día hacer algo por ellos?», pensaba mientras corría el tiempo.
Su espíritu perseverante e innovador le llevó a ser uno de los mejores expertos en su campo de especialización: la dermatología.
Tras numerosos intentos, inventó algo que nadie había descubierto hasta el momento: ¡una crema que reducía verdaderamente el envejecimiento de la piel! Ese hallazgo debía ser promovido como algo grande y único a nivel mundial.
Acudió a una multinacional de cosméticos. Allí le dijeron que cualquier producto lanzado por ellos tenía éxito y que su descubrimiento sería promovido como cualquier otro. Pero él no se conformaba con eso. Quería lanzarlo a lo grande, y tuvo que hacerlo por sí solo.
Hoy día, el Dr. Nicholas Perricone es dermatólogo de grandes personalidades como Julia Roberts y Jennifer Aniston. Además, su invento ha tenido grande suceso a nivel mundial. Ahora bien, su victoria no se ha reducido a una mera ganancia económica. Ella le dio la ocasión perfecta para emprender el deseo que tenía desde su juventud: dar cobijo y formación a aquellos niños abandonados.
A través de su párroco llegó a conocer la organización Catholic World Misión, con la que hoy en día está llevando adelante el proyecto de construcción y sostén de 20 casas para los niños más necesitados en Brasil.
No hay mayor gozo que ver sonreír a una persona, especialmente ...
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