domingo, 10 de septiembre de 2006

! MUY BIEN, CON TODO CONTRA LA ANOREXIA !!!

ES muy acierto que la Pasarela Cibeles prohíba el desfile de modelos extremadamente delgadas, estableciendo un mínimo situado en torno al 18 por ciento de masa corporal, según un cálculo de medida que pone en relación el peso con la estatura. La Comunidad de Madrid, de acuerdo con los expertos en endocrinología y nutrición, ha establecido este criterio por primera vez en una pasarela de carácter internacional. Se buscan modelos que ofrezcan una «imagen saludable» y, sobre todo, se intenta evitar que el objetivo de la delgadez excesiva sea un modelo a imitar para muchas jóvenes aspirantes. Según esta norma, entre el 30 y el 40 por ciento de las participantes en la edición del año pasado serían rechazadas en la pasarela que se inaugura el próximo día 18 de septiembre. Esta medida, que merece todos los elogios, debería ser algo más que un hecho aislado. Dicen los sociólogos que la sociedad contemporánea está dominada por el «imperio de lo efímero», plasmado en modas pasajeras que se convierten en iconos juveniles. Muchas jóvenes, seducidas por un éxito fácil en apariencia, arriesgan su salud y ponen en peligro su futuro para ajustarse a unas pautas manifiestamente exageradas respecto de su aspecto físico.
El canon de la belleza femenina ha sido muy cambiante a lo largo de los tiempos, como es fácil apreciar en el estudio de la Historia del Arte. La presión comunitaria sobre la mujer para que se adapte a las pautas de cada época constituye una forma sutil de discriminación, que no siempre ha sido objeto de atención por parte de los feminismos al uso. Lo triste es que la pérdida de apetito y la desnutrición dejan huella de difícil remedio (entre ellas la osteoporosis, diversas enfermedades del aparato digestivo y trastornos del sistema nervioso) y que las jóvenes anoréxicas convierten su propia vida en un drama personal y familiar. Cuando tantos esfuerzos dedican los poderes públicos a luchar contra el tabaquismo y -en menor grado- contra la alcoholemia, bien está que se adopten disposiciones de este tipo. Pero todo ello debería enmarcarse en una profunda reforma del Sistema Educativo para inculcar desde la infancia hábitos saludables en materia de nutrición y cuidado del cuerpo. Más importante aún es la educación en valores morales, evitando el culto a determinados comportamientos y actitudes que no merecen convertirse en el espejo de miles de adolescentes que carecen de la madurez necesaria para distinguir entre el exceso y la moderación. Ojalá que la Pasarela Cibeles sirva de pauta para otras actuaciones en este mismo sentido, dentro y fuera del mundo de la moda. La sociedad tiene que ofrecer ejemplos valiosos como modelo a imitar. Desde este punto de vista, la anorexia es, sin duda, una enfermedad corporal pero es también un problema grave de psicología social.

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