sábado, 23 de diciembre de 2006

! REGALO EXCELENTE PARA NAVIDAD !

DOS BEBES EN UN PESEBRE

En 1994 dos americanos respondieron una invitación que les hiciera llegar el
Departamento de Educación de Rusia, para enseñar moral y ética en las escuelas
públicas, basada en principios bíblicos.

Debían enseñar en prisiones, negocios, el departamento de bomberos, de la
policía y en un gran orfanato. En el orfanato había casi 100 niños y niñas que
habían sido abandonados, y dejados en manos del Estado. De allí surgió esta
historia relatada por los mismos visitantes:

Se acercaba la época de las fiestas de 1994, los niños del orfanato iban a
escuchar por primera vez la historia tradicional de la Navidad. Les contamos
acerca de Maria y José llegando a Belén, de cómo no encontraron lugar en las
posadas, por lo que debieron ir a un establo, donde finalmente el niño Jesús
nació y fue puesto en un pesebre.

A lo largo de la historia, los chicos y los empleados del orfanato no podían
contener su asombro. Algunos estaban sentados al borde de la silla tratando de
captar cada palabra. Una vez terminada la historia, les dimos a los chicos tres
pequeños trozos de cartón para que hicieran un tosco pesebre. A cada chico se
le dio un cuadradito de papel cortado de unas servilletas amarillas que yo
había llevado conmigo. En la ciudad no se podía encontrar un solo pedazo de
papel de colores.

Siguiendo las instrucciones, los chicos cortaron y doblaron el papel
cuidadosamente colocando las tiras como paja. Unos pequeños cuadraditos de
franela, cortados de un viejo camisón que una señora americana se olvidó al
partir de Rusia, fueron usados para hacerle la manta al bebé. De un fieltro
marrón que trajimos de los Estados Unidos, cortaron la figura de un bebé.

Mientras los huérfanos estaban atareados armando sus pesebres, yo caminaba
entre ellos para ver si necesitaban alguna ayuda. Todo fue bien hasta que
llegué donde el pequeño Misha estaba sentado. Parecía tener unos seis años y
había terminado su trabajo. Cuando miró el pesebre quedó sorprendido al no ver
un solo niño dentro de el, sino dos. Llamé rápidamente al traductor para que le
preguntara por qué había dos bebes en el pesebre. Misha cruzó sus brazos y
observando la escena del pesebre comenzó a repetir la historia muy seriamente.

Por ser el relato de un niño que había escuchado la historia de Navidad una
sola vez estaba muy bien, hasta que llegó la parte donde María pone al bebé en
el pesebre. Allí Misha empezó a inventar su propio final para la historia,
dijo: "Y cuando María dejó al bebé en el pesebre, Jesús me miró y me preguntó
si yo tenía un lugar para estar. Yo le dije que no tenía mamá ni papá y que no
tenía un lugar para estar. Entonces Jesús me dijo que yo podía estar allí con
El. Le dije que no podía, porque no tenía un regalo para darle. Pero yo
quería quedarme con Jesús, por eso pensé qué cosa tenía que pudiese darle a El
como regalo; se me ocurrió que un buen regalo podría ser darle calor. Por eso
le pregunté a Jesús: Si te doy calor, ¿ese sería un buen regalo para ti? Y
Jesús me dijo: Si me das calor, ese sería el mejor regalo que jamás haya
recibido. Por eso me metí dentro del pesebre y Jesús me miró y me dijo que
podía quedarme allí para siempre."

Cuando el pequeño Misha terminó su historia, sus ojitos brillaban llenos de
lágrimas empapando sus mejillas; se tapó la cara, agacho la cabeza sobre la
mesa y sus hombros comenzaron a sacudirse en un llanto profundo. El pequeño
huérfano había encontrado a alguien que jamás lo abandonaría ni abusaría de él.
¡Alguien que estaría con él para siempre!

Y yo aprendí que no son las cosas que tienes en tu vida lo que cuenta, sino
quienes tienes, lo que verdaderamente importa.



"Indivisa Manent"
Profr. Rafael Alonso Carlos



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